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Andrea

Un poco de historia

En 1996, el ingeniero industrial Jim Humble descubrió el MMS por casualidad, durante una expedición por la selva de Guayana. Él y su equipo contrajeron la malaria y, en un intento de potabilizar el agua, utilizaron cloro sódico diluido al 3,5%. Sorprendentemente, no sólo todos se curaron en pocos días sino que el virus desapareció completamente de la sangre. A partir de esta experiencia, Humble se dedicó a investigar dicho compuesto. Debido a las presiones recibidas por promocionar el MMS, tuvo que emigrar de EEUU hacia México, donde continuó con su trabajo. Ha escrito un libro titulado El milagroso suplemento mineral del siglo XXI, en dos tomos y de difusión gratuita a través de Internet, en el que explica detalladamente su descubrimiento. Con ochenta años, continúa viajando a África y Sudamérica, difundiendo el MMS para erradicar la malaria.

¿Cómo actúa?

El MMS consta de dos componentes abundantes y baratos: clorito sódico (NaClO2), diluido en agua a un 28%, y un ácido débil (ácido cítrico, vinagre, limón). Al combinarlos, en proporciones muy pequeñas (empezando con una gota de cada componente), se forma un gas llamado dióxido de cloro (ClO2). Pasadas dos horas aproximadamente, el dióxido de cloro se convierte en agua y sal de mesa. Antes de que esto suceda, tras 1 o 3 minutos de haber realizado la mezcla (dependiendo del distribuidor del producto), se le añade agua o zumo de manzana sin vitamina C (debilita el efecto del MMS) y se ingiere.

No tiene efectos secundarios ya que la fuerza oxidativa del dióxido de cloro no alcanza para dañar el equilibrio vital del organismo, aunque si el organismo está demasiado deteriorado o acidificado, o si se acaba de ingerir algún fármaco, la ingesta del compuesto puede causar “estrés oxidativo”, el cual se manifiesta con diarreas, vómitos o nauseas; malestares que pasan al cabo de unas horas o bajando la dosis en las próximas tomas.

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AndreasEl clorito de sodio (NaClO2) como tal tiene poca eficacia. Sin embargo, cuando se mezcla con un ácido, se produce una reacción química y sus propiedades se modifican significativamente. Dicha mezcla, que parte de un producto muy alcalino y de un ácido, genera una solución con un pH neutro y un gas, el dióxido de cloro (ClO2).

Este gas es soluble en agua y parece ser el responsable del poder curativo de la solución.
El dióxido de cloro es conocido por ser uno de los mejores bactericidas del mundo y un oxidante débil. Además, es potente, pues es capaz de robar hasta cinco electrones a todo aquello que tenga un potencial ácido, lo que ocurre, por ejemplo, en el caso de las bacterias.

La célula humana soporta aproximadamente 1,3 V de oxidación. El dióxido de cloro tiene un voltaje más bajo (0,95 V) de potencial oxidativo y, por lo tanto, menor que el del oxígeno, que es de 1,3 V. Por esta razón, el ClO2 no puede afectar negativamente a la célula en dichos términos.

El MMS o dióxido de cloro es capaz de eliminar en el cuerpo bacterias, virus, hongos y parásitos unicelulares, al igual que otros microorganismos. A diferencia de los antibióticos, el MMS elimina microorganismos por oxidación, es decir, elimina por combustión y no mediante intoxicación, que es el mecanismo de acción de los antibióticos. No existe ningún microorganismo capaz de resistirse a la oxidación. De hecho, se trata del mismo sistema que utiliza nuestro organismo para la eliminación de patógenos: la oxidación por medio del oxígeno.

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